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jueves, 17 de enero de 2008

De Folkieland

Todo en esta vida va a base de modas. La música también, claro. Hace dos o tres años se puso de moda el revival del folk, y aún dura el tirón.

A mi ciertos folkies corta-venas me parecen unos pelmazos. Para deprimirme ya lo hago yo solita en mi casa sin necesidad de que me estimulen, gracias.

Pero el lunes vi tocar a un folkie que si me gusta, el Sam Beam de Iron and Wine. Sam es un folkie que mola. Es un folkie alegre, de canciones bonitas. Además lleva unos músicos estupendos, muy folkies todos, que tocan unas percusiones maravillosas con algunos instrumentos que no conoce nadie por aqui. A diferencia de los folkies corta-venas, que suelen tocar ellos solitos, lo cual lo hace todo más coñazo si cabe. Y si encima el tipo o tipa no canta muy allá, te dan ganas de hacerte el hara-kiri con una sierra.

Además el estilismo folkie que lleva esta folkie-happy-family-and-band me gusta y todo. El de Sam desde luego me encantó, camisa blanca arremangada con suéter beis estilo celio y esas melenas y barbas combinaban requete bien. Mi amiga, que sabe mucho de moda, decia que le querria así tal cual aunque tuviera que buscar la boca entre la maraña de pelo para darle un beso. Yo no llego a tanto, pero el tipo me cayó simpático. La otra cantante sin embargo deberia haberse puesto un vestido floreado, con el pelo lacio hubiera casado al milimetro. El resto, niquelados en su folkie-onda.

La folkie-family: y yo con estos pelos:

PhotobucketEn los conciertos de folkies hay que estar muy callado, muy concentrado y poner cara de éxtasis y comunión con las más altas espiritualidades del universo. De ser muy sensible y estar sufriendo mucho porque amas a alguien que no te quiere o tu novio/a te ha dejado hace poco. O estar enamorado/a y poner cara melosa y sobar a tu pareja, para lo cual los conciertos folkies van que ni pintados. En cualquier caso, si no estás muy callada/o, los folkie-fans te miran fatal, como el chico que teniamos delante mi amiga y yo, que giraba la cabeza y nos echaba fuego con los ojos a cada comentario sobre barbas y percusiones, y mira que haciamos pocos y en bajito, que en realidad estabamos muy concentradas y extasiadas. Vamos, nada de coñas y jolgorios como en los conciertos de jaleo, donde me encanta liarla y alborotar bien alto.

Por las modas de la música se traga una truñacos de categoria. Como con lo de la explosión postrock allá en el 2001. Muchos grupos eran increibles, pero otros..canciones a 60 bpm un domingo de resaca..A la hora de concierto, en mi cabeza sólo cabia un “Si tocan otra canción o me pongo hasta las cejas de güiski o me tumbo a sobar en el suelo del local”. Al acabar, intercambio de opiniones con los entendidos. “ Qué pasada, eh?” Lo cual se traduce en “Pues yo debo ser muy lerda, pero donde esté un jit de Madonna o Kylie...”. Ahora me pasa un poco a veces lo mismo. “Ay no sé. Donde esté una de Justin...”


En verdad, este fue un concierto preciosisimo y me alegro de haber apoquinado sus 25 eurazos por verlos tocar, además en tan grata compañia.


PD- Otro dia rajo de los nuraveros, lo juro, lojuro, lo juro, lo juro.

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